En el horizonte de los viajes más exóticos y salvajes, uno destaca de forma especial: un viaje a la vieja cordillera del Cáucaso, donde el esquí se convierte en una experiencia única. Este destino, enmarcado por el crisol de culturas y paisajes impresionantes de Georgia, se perfila como una joya aún por descubrir en el mundo del esquí de montaña. Ubicado entre el Mar Negro y el Mar Caspio, Georgia no solo destaca por su historia y tradiciones, sino que también ha emergido como uno de los lugares más apreciados por los esquiadores, especialmente durante la temporada de invierno, cuando sus montañas se cubren de un manto de nieve ideal para el esquí.
Este febrero, un grupo de aventureros decidió embarcarse en una experiencia única y exclusiva: una inmersión total en el esquí de montaña en el remoto pueblo de Bakhmaro. En un paraíso de nieve virgen, alejado de las multitudes, tuvieron la oportunidad de vivir una auténtica aventura de ocho días. La región, famosa por sus grandes acumulaciones de nieve, recibió a nuestro equipo con un manto blanco que cubría todo a su paso. Después de un largo día de viaje, llegaron al pintoresco pueblo de Bakhmaro, donde la única manera de acceder al refugio era a través de la máquina pisa-nieve, la famosa retrak. Este acceso tan singular añadió aún más magia al viaje y dio paso a una experiencia de catskiing inolvidable, ascendiendo a las cumbres y descendiendo por paisajes inexplorados de polvo fresco.
El destino de este épico viaje fue Bakhmaro, un pequeño pueblo georgiano en la región montañosa de Samegrelo, que en invierno se transforma en un refugio perfecto para los esquiadores en busca de nieve virgen. En verano, Bakhmaro es un destino popular para los turistas, pero con la llegada del invierno, el pueblo se vacía, creando una atmósfera tranquila y serena que convierte cada rincón en un lugar por descubrir.
El acceso a este escondido rincón del Cáucaso es limitado, y la única forma de llegar hasta allí es mediante una máquina retrak, que transporta a los aventureros hasta el refugio, una experiencia en sí misma. Este remoto pueblo es el lugar ideal para practicar catskiing, una modalidad de esquí de montaña en la que se utiliza la retrak para ascender a cumbres inexploradas y descender por nieve polvo sin las multitudes de las estaciones de esquí convencionales. Con la nieve cubriendo todo el paisaje, Bakhmaro se convierte en un paraíso de polvo fresco, donde el esquí se disfruta de manera genuina y única.
Durante los seis días de aventura, nuestros aventureros alternaron entre el esquí de montaña y el catskiing, adaptándose siempre a las condiciones meteorológicas y de nieve. Tres de esos días fueron dedicados al catskiing, disfrutando de intensos descensos por las laderas más empinadas, con nieve polvo y paisajes impresionantes que solo este remoto lugar podía ofrecer. Los otros tres días, el equipo ascendió a cumbres de hasta 2.755 metros de altitud, como el Sarkonia, conocida como la reina del valle, y exploraron rutas de alta montaña que ofrecían vistas panorámicas del valle y las montañas circundantes.
El programa de esquí también incluyó la posibilidad de esquiar en la zona de Gadrekili, donde se realizaron descensos por su cara oeste y sus rutas norte, llegando a puntos como «Spring waters». Cada jornada fue una auténtica montaña rusa de emociones, llena de desafíos, belleza natural y momentos inolvidables.
Las casas en Bakhmaro tienen un encanto rústico y tradicional, construidas principalmente de madera, adaptadas al clima montañoso de la región. En invierno, cuando las nevadas cubren el paisaje, las casas de Bakhmaro parecen salirse de un cuento de hadas, con el contraste de la nieve blanca acumulada sobre los techos y las chimeneas humeantes que emiten un suave humo, dando una sensación acogedora y cálida. Por ello, el alojamiento en esta increíble aventura se realizó en Terrace Bakhmaro, un acogedor albergue que brindó un refugio cálido y cómodo después de cada jornada de esquí. Con vistas al valle y a las montañas que exploramos, el albergue ofreció un ambiente rústico y auténtico que contrastaba con los típicos alojamientos de las estaciones de esquí de Europa Central.
La gastronomía georgiana, famosa por su variedad y calidad, acompañó a la perfección esta experiencia. Un talentoso cocinero local preparó cada comida al momento, deleitando a nuestro equipo con platos tradicionales llenos de sabor. La comida fue sin duda un excelente complemento para las largas jornadas de esquí y exploración en las montañas del Cáucaso.
El viaje fue todo un regalo para los sentidos: desde el primer día de esquí hasta el último descenso, nuestro equipo de Manaslu travellers vivió momentos inolvidables, disfrutando de paisajes espectaculares y de la sensación de estar completamente fuera de lo común. Si quieres disfrutar de esta experiencia el próximo invierno puedes ver nuestro programa completo aquí.
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